Calmar el cuerpo, serenar la mente

Imagínate envuelto en una manta suave y ligeramente pesada. En cuanto se posa sobre ti, una sensación de profunda calma se instala. Es como si tu cuerpo le 'dijera' a tu cerebro que está a salvo. La presión ayuda a liberar tensiones, a ralentizar la corriente de tus pensamientos, y rápidamente sientes cómo tu mente se tranquiliza.